Comida Mexicana

Un reciente estudio dirigido por un equipo de la Universitat de les Illes Balears y el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) y publicado en la revista Frontiers in Public Health ha revelado que seguir una dieta saludable puede estar asociado con un costo más elevado en comparación con alternativas menos saludables.

Esta investigación, parte del proyecto PREDIMED-Plus y liderada por el Dr. Josep A. Tur, investigador principal del área de Obesidad y Nutrición del CIBEROBN y de la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria Islas Baleares (IdISBa), contó con la participación de varios equipos asociados a PREDIMED del CIBEROBN, CIBERESP y CIBERDEM en diferentes instituciones.

El objetivo principal del estudio fue analizar cómo el precio de los alimentos puede influir en las elecciones dietéticas y en la salud. Con la participación de más de 6.800 personas, se encontró que aquellas con una mayor adhesión a la dieta mediterránea, una dieta antiinflamatoria o una versión saludable del patrón dietético pro-vegetariano experimentaron mayores costos en sus compras de alimentos.

Se evaluó la ingesta dietética de los participantes a través de un cuestionario de frecuencia alimentaria, considerando factores como la gravedad del síndrome metabólico o la adhesión a la dieta mediterránea. Los costos económicos de los alimentos se obtuvieron de la base de datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España durante el período de reclutamiento de los participantes (2015-2017), y se calculó el costo total de la dieta ajustado por 1.000 kcal.

Se observó que un mayor costo de la dieta se relacionaba con un mayor consumo de frutas y verduras, granos enteros, pescado y mariscos, carne blanca y procesada, café y té, bebidas edulcoradas y bebidas alcohólicas. Por otro lado, un menor costo de la dieta se asoció con un mayor consumo de papas o patatas, cereales refinados, huevos, leche, productos lácteos, grasas y aceites (incluido el aceite de oliva), dulces y pasteles, así como alimentos procesados.

Los resultados indican que el coste de los alimentos puede desempeñar un papel crucial en las elecciones dietéticas y que los precios podrían ser un factor significativo en las estrategias y políticas orientadas a mejorar la calidad de la dieta y prevenir enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación. El Dr. Tur resalta la importancia de este estudio «para comprender las interacciones entre los costes de los alimentos y la calidad de la dieta en comunidades vulnerables».

Niveles socioeconómicos y socioculturales

Investigaciones previas en poblaciones infantiles o juveniles han vinculado una dieta más saludable con un mayor coste. Se observó que un nivel sociocultural y socioeconómico bajo de los padres estaba asociado con un menor gasto en alimentos y, en consecuencia, con dietas menos saludables.

En el caso de los niños y niñas, se lograron dietas más saludables y costosas a través de una alimentación variada, rica en pescado y frutas, con una menor densidad energética. Sin embargo, esta relación se apreciaba principalmente en dietas de calidad pobre o moderada, según la adherencia a la dieta mediterránea. Para aquellos con una alta calidad dietética, el costo era similar. Por lo tanto, la dieta mediterránea podría ser un patrón dietético fácil de mantener pero limitado por su costo cuando la adhesión es alta.

Diferenciación por género

Las mujeres, así como aquellas que viven solas, tenían más probabilidades de gastar más en su dieta. Se observó que un menor consumo de energía y mayores niveles de gasto energético estaban asociados con costos más altos en la dieta por cada 1,000 kcal/día. Aquellas con una educación superior y no fumadoras también gastaban más en su dieta. Por otro lado, el costo de la dieta estaba directamente relacionado con la prevalencia de hiperglicemia y obesidad abdominal, mientras que estaba inversamente relacionado con la prevalencia de hipertrigliceridemia y colesterol HDL bajo.

Además, el análisis ajustado reveló que el género y el nivel educativo eran factores que podían causar confusión en la mayoría de las variables sociodemográficas. La edad, la ingesta y el gasto de energía no estaban relacionados con el costo económico de la dieta después de ajustar por una o ambas variables. Por otro lado, se encontró que vivir solo era relevante solo para las mujeres y aquellos con un nivel educativo intermedio, mientras que el hábito de fumar era relevante en el costo económico de la dieta para los hombres y aquellos con un nivel educativo bajo-intermedio.

En cuanto a los parámetros del Síndrome Metabólico, como la hiperglicemia, la hipertrigliceridemia y la prevalencia de obesidad abdominal, estaban más relacionados con el costo económico de la dieta solo en los hombres, mientras que el colesterol HDL estaba relacionado con ambos géneros. Asimismo, la hipertrigliceridemia, el colesterol HDL y la obesidad abdominal estaban asociados con el costo económico de la dieta solo en los niveles más bajos de educación.

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